domingo, 23 de septiembre de 2012

EL LATÍN, LAS LENGUAS VULGARES Y LA ESPECULACIÓN LINGÜÍSTICA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII


EL LATIN, LAS LENGUAS VULGARES Y LA ESPECULACION LINGÜÍSTICA EN LOS SIGLOS XVl Y XVlX.
¿Sabias que el renacimiento se abre  hacia mediados del siglo xv?
El renacimiento se compone de gramáticas prácticas, tanto del latín como de las lenguas vulgares, a partir de la metodología suministrada por los gramáticos y retóricos latinos (Prisciano y Quintiliano, sobre todo) y también se reflexiona sobre las causas o fundamentos del lenguaje a partir de la lengua latina y de otras.
En el Renacimiento se produce la integración de lo “clásico” y de lo “vulgar”. En nuestro caso, el estudio de las lenguas como e griego, el latín y el hebreo se hermana con el de otras que están esperando a alcanzar, ellas también, el reconocimiento de lenguas clásicas.
Hombres como Valla y Vives lucharon para que se abandonasen los tratados medievales de gramática, y para que se adoptase un latín purgado del “barbarismos” medieval. Abogaron por una lengua literaria basada en el usus y no en las causae de los lógicos y trataron de reemplazar las viejas gramáticas dialécticas, o grammaticae speculativae.
Las lenguas vulgares recibieron descripciones gramaticales sobre la base de la metodología utilizada para el latín, lo cual conllevaba otorgarles un prestigio semejante por que, como señalara Villalón en 1558, “todos cuantos hacen cuenta de las lenguas y de su autoridad dicen que la protección y valor de la lengua se debe de tomar y deducir de poder ser reducida a artes.
La primera gramática renacentista de una lengua románica será la de Nebrija, en 1492,(Gramamatica castellana); le seguirá le regolle della lingua fiorentina, en 1495, de autor anónimo, acaso atribuible a Lorenzo el Magnifico; Palsgrave, en 1530, escribirá la primera gramatica del francés (Esclarcissement de la langue francoyse); Fernando de Oliveira, en 1536, la primera gramatica portuguesa (Gramática da linguagem portuguesa);Giamburalli, en 1551, la primera obra con autoria para el italiano (Della lingua che si parla e si serive a firenze).
La mayor parte de estas obras (tanto sobre la lengua latina, como sobre las románicas) se escribe dentro de la que podemos calificar como “orientación practica” en los estudios de gramaticales.
Los objetivos o finalidades que impulsaron a los gramáticos renacentistas no fueron siempre estrictamente los mismos en todas las obras; pero si que podemos extraer de ellas algunos propósitos dominantes.
Algunos autores renacentistas se preocuparon, además, por el futuro de las lenguas. Sabían muy bien que el latín era una lengua del pasado y pensaban que empezó a dejar de existir, como tal lengua viva, cuando desapareció el poder de roma. Tampoco ignoraban que a través de aquellas gramáticas latinas fue posible acceder a las obras de los clásicos. En consecuencia, los renacentistas escribirán gramáticas de las lenguas vulgares, tanto para frenar su evolución, como para prevenir ese futuro en el que, acaso, ya no existirán como lenguas vivas.
El aprendizaje de la gramática latina se realizaría con menor agobio si previamente se habían hecho estudios gramaticales de y en la propia lengua. En segundo lugar, no es infrecuente que estas obras estén concebidas, en todo o en parte, como manuales para extranjeros; en todo, la obra del Anónimo de Lovaina (1559); en parte, la Gramática castellana de Nebrija (1492), cuyo libro V se titula “De las instrucciones de la lengua castellana para los que de extraña lengua querrán deprender”.
La estructura de las gramáticas del Renacimiento se ajusta con bastante fidelidad a la disposición de las obras greco-latinas; Salvo por el frecuente prologo justificativo, comienzan por el estudio de las letras, de sus combinaciones y pronunciación (ortografía y prosodia); pasan luego al estudio mas extenso de las partes de la oración (etimología); desarrollan brevemente los problemas relativos a la construcción (sintaxis) y acaban con un apartado bastante heterogéneo que comprende el tratamiento de las infracciones (barbarismo, solecismos, etc.).
En gramáticas como estas tiene interés primordial el capitulo de la “etimología”, dedicado al estudio de las partes de la oración.
En un nivel inferior de análisis, a cada elemento de una parte de la oración se le aplican unos determinados accidentes (piedra es común, primitivo, simple, femenino, singular y nominativo) sin variaciones apreciables respecto de la gramática greco-latina. En realidad, si los latinos preservaron del olvido a los gramáticos griegos, los renacentistas adaptaron las obras de Quintiliano, Donato y Prisciano y prolongaron sus efectos en el mundo cultural occidental.
Pero no fue esta la única orientación gramatical en la época que comentamos. Señala Padley que hacia 1530 ya había quedado concluida la tarea que los humanistas se habían propuesto llevar a termino: el latín había sido devuelto a su pureza primitiva, se habían realizado adiciones de los autores latinos y, además, se contaba ya con las gramáticas que permitían el aprendizaje del latín clásico, fundamento de la educación humanista. Loa autores que se escriben dentro de esta corriente teórica o especulativa (Julio Cesar Escaligero, Petrus Ramus y Francisco Sánchez de las Brozas son los mas representativos e influyentes) no pretenden elaborar gramáticas cuyo único y primordial objetivo sea enseñar la lengua latina. Ahora, el acento se desplaza hacia la indapación   de los fundamentos de esa lengua y, mas en general, del lenguaje humano. En oposición, pues, a las anteriores Instituciones, Rudimenta, Exercitationes,etc.
No olvidemos la energía con que el broncense defendía a sus propias tesis “contra todos los gramáticos” (es decir, los de la tradición practica) cuyas teorías calificaba de “cegados por las tinieblas de la ignorancia”, incapaces de seguir los pasos de prisciano; ”caterva de gramáticos” en definitiva.” Como anota Robins, plantearon sus obras al margen de las necesidades puramente educativas; no eran didactas, si no teóricos y, a su modo, investigadores. Y, de un modo bastante paralelo, aceptaron la autoridad de prisciano al que, por otra parte, reprocharon que hubiese hecho una gramática sin bases teóricas. Estos dos ejemplos de reacción contra una gramática puramente práctica y falta de teoría,
Y de preocupación por establecer los fundamentos del lenguaje, se verán repetidos en nuestros días por la reacción de los generativistas contra cierto tipo de estructuralismo por que deja sin explicar bastantes fenómenos lingüísticos y por que se despreocupa de los grandes problemas que plantean el conocimiento de la estructura del lenguaje, de su aprendizaje y uso, etc.
La Minerva es una obra enteramente original como a veces se ha pretendido, ni es el brocense el mas excelso de entre todos los gramáticos del Renacimiento, en la Minerva resuenan en ocasiones hasta literalmente, los planteamientos de linacre (Redimenta grammatices, 1536), J.C. Escalígero (De causis linguae latinae, 1540) y Petrus Ramus ( Scholae in liberates artes, 1559), entre otros.
La gramática, como ars recte loquendi o “arte de hablar correctamente” tiene por objeto el estudio de la congruens oratio (“oración correnta”) y, en contra de la cuatriparticipacion tradicional, se articula en dos grandes bloques temáticos: el estudio de las partes de la oración, o “etimologías”, y el de las construcciones, o “sintaxis”.
Las partes de la oración son tres; nombre verbo y partículas. En este aspecto, el Broncense deja de lado la línea de Dionisio de tracia, Donato, Prisciano, etc, y, tras una breve historia del problema, participa de la opinión de Aristóteles, Varron, San Agustin y los gramáticos hebreos.
La Gramática de Port-Royal
La Grammaire generale el raisonnee de Port-Royal (1660), ha sido altamente revalorizada, atraída hacia las coordenadas de la lingüística moderna y ha quedado sometida, a través del estudio chomskiano, a fuertes polémicas.
Un ejemplo de lo primero es Arens, quien a lo largo de sus mas de mil paginas de textos y comentarios dedica solo dos breves paginas a recoger un texto de Port-Royal.
Para Arens, que explecitamente opta por el positivismo, la Grammaire se atiene el “método apoyado en la tiranía de la razón” y sugiere que sus autores pretenden discurrir sobre los universales linguisticos ocupándose “solo del griego, latín y francés” (las lenguas citadas en la Grammaire son, en realidad, siete; hebreo, latin, griego, francés, italiano, alemán y castellano).
Señala Chomsky que la “la gramática universal de los filósofos de Port Royal surge en amplia medida como una reacción contra una actitud estrechamente “descriptivista”, según la cual el único objeto de la descripción lingüística seria los datos del lenguaje actualizado”. Sin embargo  esta reacción no están radical como imagina  Chomsky porque uno de sus autores, Claude Lancelot, compuso entre 1656 y 1660 cuatro métodos practicos para entender el latín. El griego, el italiano y el castellano.
La originalidad de los gramáticos de Port-Royal estriba en considerar el lenguaje como manifestación de las operaciones básicas que realiza la mente humana.
Con el trabajo de fundamentación que es la Grammaire se pretende penetrar en las causas de los usos linguisticos para “hacer de una manera científica aquello que otros simplemente hacen por hábitos.
“La gramatica es el arte de hablar. Hablar es manifestar los propios pensamientos por medio de unos signos que los hombres han inventado con este fin”.


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